Conducción nocturna, Menos accidentes, más graves

23 de Febrero de 2013
 
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Conducción nocturna, Menos accidentes, más graves

 

CONDUCCIÓN NOCTURNA: EL 29% DE LOS ACCIDENTES Y EL 41% DE LOS FALLECIDOS SE REGISTRAN POR LA NOCHE

 

Durante la noche se produjeron en 2011 más de 24.000 accidentes (el 29% del total), con 838 muertos (el 41% de los fallecidos). Y la peligrosidad es aún mayor en carretera: 6 muertos por cada 100 accidentes, frente a 3,8 durante el día, a pesar de que la circulación nocturna es significativamente menor. Le explicamos los peligros de la conducción nocturna y las precauciones necesarias.

 

Durante el crepúsculo y la noche se producen menos accidentes de tráfico, pero las consecuencias son mucho más graves. En 2011, algo más del 29% de los accidentes se registraron durante la noche y el crepúsculo, pero se cobraron casi el 41% de las muertes. En el conjunto de las vías urbanas e interurbanas, el índice de gravedad fue de 3,4 muertos por cada 100 accidentes con víctimas, frente a 2,1 durante el día. Pero la mayor peligrosidad se localiza por la noche en carretera, donde se registran 6 muertos por cada 100 accidentes, casi el doble que durante el día (3,8). En vías urbanas, los accidentes nocturnos más habituales son las colisiones (37,4%), salidas de la calzada (36,7%) y atropellos a peatones (16,7%). En cambio, en carretera la tipología cambia: la primera causa de muerte son los atropellos (38,1%), seguido de colisiones (25,2%) y salidas de la calzada (21,6%).

Resulta evidente que conducir de noche es más peligroso a pesar de que la circulación disminuye significativamente. Según las mediciones que efectúa la DGT, el tráfico nocturno entre las 22 y las 6 horas, de lunes a viernes, representa el 8,4% en vías interurbanas (tres de cada diez son vehículos pesados) y el 8% en las metropolitanas; porcentajes que, durante los fines de semana, suben al 9,9% y 14,9%, respectivamente. “De noche, todos los gatos son pardos”. Esta cita del refranero español describe muy bien algunas de las variaciones y limitaciones fisiológicas que se producen durante la noche: dilatación de las pupilas o disminución de la agudeza y del campo visual, con lo que, entre otras cosas, no se aprecian con nitidez los colores, los contornos, el relieve o la percepción del movimiento.

Y sobre todo, disminuye nuestra capacidad para calcular la distancia a la que se encuentran otros vehículos y su velocidad. Según el informe Conducción y Visión Nocturna, realizado por RACE y la Fundación Alain Afflelou, el conductor puede encontrar por la noche una enorme variación de intensidades de iluminación en la carretera, como es el caso de la luz de los faros en contraste con el borde de la calzada. Y precisamente, el ojo humano se adapta mal a los cambios bruscos. El estudio pone de relieve una serie de situaciones de riesgo en la conducción nocturna manifestadas por los conductores: el atropello a un peatón o a un animal invadiendo la calzada, la colisión por alcance a un vehículo parado por avería, y la dificultad para percibir la información de las señales.

 

Conducir por la noche requiere adoptar precauciones especiales. En primer lugar, cobra especial importancia la máxima “ver y ser vistos”, para lo que el conductor deberá realizar un correcto mantenimiento de los sistemas de alumbrado del vehículo y encenderlos antes de la puesta del sol y mantenerlos hasta después del amanecer (ver más información sobre los sistemas de alumbrado en el siguiente reportaje). También es muy recomendable mantener limpios lunas, parabrisas y espejos, y utilizar en todo momento chalecos reflectantes y los triángulos de peligro por si tiene que detenerse en el arcén a causa de una avería. Los deslumbramientos pueden producirse cuando no se sustituyen las luces de carretera por las cortas al cruzarse con otros vehículos o al circular cerca del que nos precede. En ese caso, señala Abert Alumá, responsable de la Escuela de Conducción del RACC, donde se imparten clases de conducción nocturna a conductores profesionales, “lo mejor es mirar hacia la zona de la carretera menos iluminada, nunca hacia el foco de luz, y guiarse por las líneas que delimitan el carril”. Si el deslumbramiento se produzca a través del espejo retrovisor interior, este suele tener una posición antideslumbramiento, pero también podemos desviar ligeramente la posición de la cabeza.

 

Después de una jornada de trabajo, al conducir de noche puede aparecer de forma temprana la fatiga, incluso el sueño. Procure no quedarse con la vista fija y perdida en un punto (‘hipnosis de la carretera’) y hacer paradas con mayor frecuencia. Recuerde que el amanecer y el anochecer son dos momentos delicados al existir menos contraste; incluso, el plano del solen el horizonte, puede deslumbrar. Por último, considerando que el alcance de las cortas oscila entre 60 y 80 m, a una velocidad de 120 km/h no podrá frenar y detenerse en el área iluminada si surge un obstáculo: recorrerá unos 98 m.

Publicado en dgt.