Pedalear hasta el trabajo

23 de Julio de 2013
 
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Pedalear hasta el trabajo

 

 

No contamina, ni emite ruidos, es barata, saludable, rápida y eficaz –en tiempo puerta a puerta, es más rápida que el coche o el autobús–. Quizás esté usted pensando en utilizar la bicicleta también para ir al trabajo. Le damos consejos para hacerlo con seguridad y para evitar los momentos críticos con los automóviles.

 

Según la Comisión Europea, el 50% de los viajes en automóvil son de menos de 5 kilómetros, distancia perfectamente asumible para ir en bicicleta. A velocidad moderada (10 km/h), cinco kilómetros se recorren en 30 minutos, y tres, en 18. Incluso en ciudades como Madrid o Barcelona, estas distancias permiten ir de un extremo a otro de su ‘almendra’ central. Con un coste del viaje prácticamente cero, sin emitir ruido ni contaminar y con un tiempo puerta a puerta –que incluye la búsqueda de aparcamiento más rápido que el coche, cada vez más gente va en bici al trabajo. Una investigación de la Universidad de Colonia atribuye a este ejercicio grandes beneficios en la salud. Con 10 minutos al día, mejoran articulaciones, músculos y sistema circulatorio; y con 60, baja notablemente el peso. Así, en media hora dedicada a ir al trabajo, dependiendo del peso y velocidad de pedaleo, se queman más de 210 kilocalorías. Un inconveniente que suele surgir es el ‘miedo’ al tráfico. En algunas ciudades, ciclistas urbanos expertos organizan rutas ‘colectivas’ para vencer ese miedo y las organizaciones de usuarios en sus webs aconsejan cómo preparar bicicleta y recorridos al trabajo. Incluso, algunos ayuntamientos promocionan este transporte publicando mapas de calles con menos tráfico.

Cualquier bicicleta sirve, aunque, en ciudad, son menos adecuadas las de carretera (poco robustas y con cubiertas muy finas, un obstáculo en el suelo –rejilla, bache, alcantarilla…– puede llevarlas al suelo) o las de montaña (sus anchas ruedas frenan el movimiento y obligan a mayor esfuerzo). Por ello se recomiendan bicis urbanas, plegables o híbridas. Pero si se dispone de una de otro tipo, puede cambiar las cubiertas para ciudad.

Son imprescindibles unos reflectantes, una luz delantera y trasera y un timbre para avisar de nuestra presencia a los peatones. Un guardabarros evita que la rueda levante agua y barro del suelo y lo eche sobre nuestra ropa; el protector de cadena evita que se enganche en la ropa –aunque pueden usarse pinzas o similares–; un cesto (algunos optan por mochilas para ‘equipaje’), patas de cabra (para aparcar) o sistemas antirrobo. Todos ellos son accesorios interesantes. Muchos recomiendan llevar un kit básico de reparaciones con cámara de repuesto, parches, herramientas para desmontar la llanta y llaves ajustadas a la tornillería.

La bici no debe condicionar la manera de vestir siempre que esta permita manejarla cómodamente. La ropa en contacto con el cuerpo debe ser de algodón o de material cómodo y transpirable; y encima, en función del clima, las prendas de abrigo deben permitir el manejo cómodo de la bicicleta, no restar movilidad y ser transpirables. Algunos llevan una muda y se cambian al llegar, pero pedaleando despacio no se suda más que andando… Y aunque cualquier calzado es válido, las suelas de goma resbalan menos sobre el pedal. No es obligatorio usar prendas reflectantes, pero son útiles para circular de noche o con baja visibilidad. Usar casco, por seguridad, siempre es recomendable: reduce un 85% el riesgo de lesión en la cabeza y evita dos de cada tres lesiones graves en la cabeza y el cerebro.

Antes de salir, asegúrese de que la bici esté en buen estado (ruedas infladas, luces que funcionan, frenos y cambios ajustados…) Y no olvide el casco. Planifique su ruta. Los expertos recomiendan usar calles secundarias con menos vehículos y velocidades menores, más seguras y menos contaminadas. Los consejos de ciclistas más expertos, asociaciones o las webs municipales pueden aportar datos interesantes. El tiempo de desplazamiento es bastante estable, ya que a la bici le afectan menos los atascos. Si sale con antelación no necesita pedalear a gran velocidad.

El ciclista circula en un vehículo más, con derechos y obligaciones, como los demás. Y debe obedecer las mismas normas y señales –algunos ciclistas no lo hacen y ‘extienden’ la mala fama al grupo–. Es importante conocer las normas de circulación antes de usar la bici para desplazarse y saber que también pueden sancionarse sus infracciones. No se puede circular en bici –igual que en otros vehículos– utilizando auriculares conectados a reproductores de sonido, utilizando el teléfono móvil o habiendo consumido alcohol, estupefacientes, psicotrópicos, estimulantes... Pero, además, al ser un usuario vulnerable, debe tener especial cuidado y prever situaciones complicadas y tratar de anticiparse a las intenciones de otros usuarios para evitar choques en los que, por la propia estructura del vehículo, llevarían la peor parte.

Publicado en dgt.